Tuesday, October 20, 2015

MI HOTEL FLORIDA.

AQUÍ EL MIEDO, AQUÍ SU DUEÑO.

El escritor también es un adicto. El amor de su vida es también la amante de un tipo posicionado que mantiene a los tres sin saber que son tres. Ni siquiera es un escritor con publicaciones o un adicto dueño de sus viajes, es un corresponsal sin campo de batalla. 

El Hotel Florida, símbolo del Madrid en guerra, estuvo lleno de intelectuales entregados a sus textos y fotografías mientras su primer mundo aguardaba a salvo. Corresponsales como Hemingway y Gelhorn dieron paso a Tim Page y Michael Herr, y hoy un joven escritor intenta abrirse camino con linterna entre  osos y comunicaciones por radio.

¿Quién podrá diferenciar entre la belleza, el miedo, el tiempo y las trampas? ¿Quién morirá antes de frío y  besará sólo porque al fin ha salido el sol? ¿Quién es Roméo Dallaire y quién es un escritor? ¿Dónde está Rwanda?

Estas canciones son despachos de guerra como último recurso. Son el resultado de la búsqueda de credibilidad en un lugar horrible pero pleno. El intento de ser un corresponsal del tiempo perdido y abandonar así el vacío de las habitaciones y el placer de las dosis. En el Florida ya no viven los corresponsales, ya no es ni un hotel.

Esta historia descansa en algo difícil de medir: la dignidad de un artista en el siglo XXI y la vergüenza soterrada de pertenecer al primer mundo. Nadie cuestiona las historias de combate pero ¿quién mide esas dosis? ¿Quién te recibe al regresar? ¿Cómo te despides de un dealer?


Algo que ya no es firme no es un Hotel Florida, ya no es un lugar digno donde escribir sobre las cosas que te pertenecen. El hotel hoy es sólo miedo y tú, el dueño.

Tuesday, March 18, 2014

THOMAS COOK ES MI REGALO



¡Te necesito!
Un grito que apenas se distingue en la estación de Ljubljana. Una cosa es tener toda la vida por delante y otra no tener mucho que perder. Abro mi ejemplar de Thomas Cook donde tengo las conexiones de trenes y horarios, Salmos, Cartas a los Corintios o simplemente un poco de grasa en los bordes de sus páginas.

Iré a Belgrado, iré seguro pero en día par; la frontera debes cruzarla en día par. 

Han pasado doce años desde aquello. Ahora tengo una oficina que me envía un código, luego va a mi teléfono móvil y después una pistola extraña lee la cifra cabalística del billete y el destino. No sé, realmente no entiendo nada, pero viajo. Como siempre, viajo entre la idea de tener toda la vida por delante y no mucho que perder.

Digo todo esto no porque sea el típico ingenuo que cree que con los años estoy mejor; lo que digo es que es lo mismo porque siempre grito lo mismo: ¡Te necesito!

Todas las estaciones del mundo deberían ser una. En todos los países deberían ser Waterloo Station. En todas debería ocurrir lo mismo: que yo fuera Terry y tú Julie, que nos diéramos un beso y me preguntaras -¿Me necesitas?- y yo contestara -¿Cómo no querer otro futuro, cómo no querer tener algo que perder?

Waterloo en Tombuctú, Waterloo en la puerta de tu casa, Waterloo Sunset en los Juegos Olímpicos de Londres. De ser así, el mundo sería un paraíso. Yo tendría que disfrutar más de la vida y, alguna vez al año, mirar un atardecer.

Igual no es así porque no encuentro un Thomas Cook, no encuentro ni el mío. Si no tengo lo que necesito, soy de los que no necesitan otra cosa más; soy de los que pierden y se van, de los que solo tienen como mucho sopa en los bolsillos. Es más, si lo encontrara sería mi regalo de cumpleaños todos tus cumpleaños. 

WATERLOO EN TOMBUCTÚ

Salí a la civilización más primitiva en Mali. Busqué el mejor regalo para tu cumpleaños y todos los mercaderes ofrecían lo mismo. Algo que no me conviene. Es lo que ocurre cuando no sabes hacer regalos, cuando no conoces la paz.

El mejor regalo sería no confundir la vida con la idea de tener poco que perder. Mi mejor regalo sería un viaje juntos los dos, que durara toda la vida, y no por muchos lugares del mundo porque siempre llegaríamos a una estación fría cuando hiciera calor fuera y calurosa cuando el frío asustara de tan solo mirarlo. Una vez más, nieve en las cunetas y el sol dentro del coche.

Toda la vida por delante, sí, pero sin querer ser un perdedor educado en la perdición.

Thomas Cook (guionista desde 1992 hasta 2004)

Monday, March 03, 2014

SALINGER Y EL CRIMEN PERFECTO



La clave para cometer el crimen perfecto no está en la habilidad, la precisión, el método o la sangre fría; el momento esencial se encuentra alrededor de la idea del Amor.

Uno mantiene las manos aún temblorosas sobre el cuello de la víctima y rápidamente busca librarse de todo. Lo mismo con las canciones o la literatura. Observa sus manos y en ellas la obra recién terminada, ya muerta, y quiere libertad. Puede ser que algunos busquen publicar, otros actuar y algunos no volver a publicar o actuar, eso es una cuestión entre el ego y la frustración, pero todos queremos eliminar el rastro, todos queremos el crimen perfecto. Todos queremos ser una mezcla entre intelectuales y pistoleros.

De la misma forma que el asesinato, en la obra de arte, la jugada maestra consiste en que el muerto no tenga nadie quien le quiera o eche de menos o aspire a conseguir su cercanía. Pero esto es muy raro en la historia del crimen o la música popular. Casi todos asesinamos gente querida o escribimos sobre gente o cosas que aspiran o inspiran amabilidad u odio.

Con las manos temblorosas continúas, haces la gira, las presentaciones y todo lo que te ofrece tu entorno, porque no somos capaces del crimen perfecto. 

Salinger en su búnker publica un magnicidio (si es cierto que el hombre tiene categoría de rey) y entonces le acontece esta perversión: eres demasiado responsable de tus obras. Se recluye pero de nada le sirve. Otros matan en su nombre. Cae John Lennon y podrían haber sido muchos más. Borra el rastro hasta su refugio en Hampshire pero da igual, ha escrito sobre Holden, sobre el niño que fuma dentro de todos nosotros, ha tocado el amor y todos aman su víctima y su verdugo.

Hoy actúas en no sé dónde y hay algunos que siguen tu trabajo. Lo primero es la vanidad pero luego se desvanece porque no quieres ser responsable de tus canciones. Actúas y repites un momento que ya fue, ya editaste, ya asesinaste. Extrañas el búnker pero no eres tan maníaco y al final pasa el día y la mañana que viene tras todos los días de tu vida.

"El corazón al vuelo, tu sonrisa en la salida del pueblo.
Con tu mano alzada, como diciendo -sal de aquí, te quiero-
Los trozos de galletas y zumo de naranja en el suelo de la furgoneta. 
Dolor de cuello, dolor y células muertas, ninguna mano cerca.

El corazón al vuelo, el crimen perfecto, la campaña a mitad, la playa helada y nieve en las cunetas.
Calor dentro, sol en los asientos, nieve en las cunetas, poco que decir sobre los crímenes perfectos.
Banana Fish, pero tú eres el muerto, para todo el que se atreva a leerlo.
Igual a algún escritor le consuela la idea de ser un día más cobarde pero más bueno"

Sunday, November 10, 2013

Monkey Week y el camino de los elefantes.

MONKEY WEEK


Dicen los notarios y los detectives que anduve por el Monkey Week, por el puerto y sus dos calles más iluminadas. Yo pensé después de un tiempo que aquellas bodegas y Javi Vega trotando sobre canciones de Dylan me insinuaban que siempre estuve en un Mardi Gras. Pero ahí estaba mi agencia, mi editorial, los vinos que no tomo, el dolor en las mejillas, el buen tiempo y una nueva vida por cubrir. 

Dicen que es una feria, yo creo que mucho más que eso, es donde los elefantes heridos prometen a los viandantes que tienen algo que contar. En sus calles llenas, los colores suben de intensidad y el típico ambiente de caos y libertad del sur a veces me recuerda a un pueblo en ruinas mientras un detective moja en su gin tonic un trozo de jamón, abre las bolsas y rompe sus cierres. ¿Dónde mejor para hacer negocios? ¿Dónde vender historias y versos? En un tablao flamenco, tal vez, o en la batalla de los artistas del momento, digo el momento presente. Pues sí, donde te dejan, la verdad.

Una mirada al cielo en medio de la mañana del sábado y alguien llama mi atención. Es normal, has venido para hablar con la gente, pero ahora es distinto. Se trata de un tipo perdido, parece peligroso y me pregunta por Ángel Carmona. Dice que vive en la calle y que no tiene dinero, que si se lo puedo presentar o introducirlo al recinto donde se disputan las batallas de las bandas.

Yo no invito a nadie a ningún sitio y menos a lugares en los que yo soy el invitado. Dos quiebros y me deshago de él. 

Dos minutos antes de mi actuación ahí está él, a mi lado, con los ojos clavados en el presentador radiofónico. 
- Estoy en la calle y quiero hablar contigo.
Dice desde el pie de la escalera queriendo subir al escenario en mi lugar. Alguien lo retira y paso yo. Me presento, toco y hago lo mejor que puedo. Con los ojos cerrados y con la mente en la playa en busca de los peces, en busca de la paz, en busca del camino que me haga no terminar como un impostor.

El sur y las cosas que pasan en el sur. Eso es el Monkey Week. Una feria, un espectáculo, un momento en la vida de un artista, un vagabundo y un locutor de radio. De no haber un notario y un detective no podría decir que estuve allí. Buscando a Nemo, como en las fábulas, como casi todos los animales de mi novela. Yo busco, como siempre busco. Y es que llegar al final de los viajes es reconocer que no eres distinto, que si no fuera por la suerte y las canciones no serías mas que otro perdido por las calles del puerto. Uno más o menos, eso solo lo saben los peces.

Luego de camino al hotel escucho voces pero no de personas imaginarias, son personas de verdad que se preocupan por mí.

- No te preocupes, esto déjamelo a mí.
- Hacemos así, cada día una cosa nueva, no tengas miedo, cada día una cosa nueva y no tendrás que esconderte.
-¿Qué puedo hacer por ti?.

Así, un montón de argumentos y todos me parecen adorables, porque creo que pertenecen a otro elefante herido.

Tuesday, March 19, 2013

Batalla Naval

Acabo de subir una canción que pertenece a la novela ¿Qué haces tan lejos de casa? . El proceso es lento y no sé aún cómo y cuando saldrá, pero voy a ir dejando previos hasta que podamos sacarla.
De momento una canción.

Voy a plantearme un protocolo de actuación, subir una canción cada dos semanas y actualizar el blog, dos veces por semana, esto, si no entro en pánico y decido retirarme a una isla y olvidarme de todo.

Wednesday, July 18, 2012

Ramón y Richi en O´grove

La cosa es así, el día 21 de julio, estaremos en el Náutico tocando los dos. La idea es hacer canciones que normalmente no suelo tocar en directo. Incluso he pensado en tocar alguna canción nueva, lo estoy preparando, a ver cómo quedan.

Honestamente creo que va a ser un concierto especial para mí con un repertorio personal mas largo del que hago normalmente, lo que parece una cosa simple, tocar canciones puede convertirse en algo así como una prueba de fin de curso.

Galicia está muy bien para una cosa así, ya que inspiró una de las canciones del nuevo disco, "Todos tus caballos de carrera".

Y por una vez, pienso tocar y quedarme un par de días de vacaciones, porque creo que me lo merezco.

Tuesday, June 19, 2012

Antártida, las artes marciales y la lonja gráfica

Uno se levanta después de tocar en Madrid. Ramón se ha ido hace media hora y yo pido que me guarden el piano en el hotel, tengo mi tren a las 18:30 y voy a pasear. Antes de liberarme del peso aperece Jesús de Sidonie, el hotel Ateneo nos dio cobijo a los dos ayer... espera, espera que yo tengo peso también. Dejamos nuestros bultos y salimos juntos,  en la calle Montera, las putas nos miran con algo de desprecio. Un abrazo en medio de una conversación en torno a los road managers que ambos conocemos. Y tengo seis horas para abandonar el dolor caminando. 

En mi cartera tengo la tarjeta de los chicos de La lonja gráfica con los que pasamos gran parte de la noche de ayer, mientras me decían qué se me da bien y qué no. Al final tendré que pedirles ayuda.

Entro a comer en un lugar al azar y un grupo de profesores de artes marciales de unos 50 años me dejan paralizado. La conversación mas metafísica que yo escuchara desde mis días de universidad. Y es que aunque todo el tinglado escolástico fue barrido por la modernidad, la gente siempre necesita levantar los pies del suelo. 

Hacen posturas y se interrogan acerca de la técnica que usan. Indican trayectorias y creen que la energía fluye, de hecho a mí me parece ver partículas elementales caóticas saliendo de sus palmas de las manos. Después de casi una hora escuchándoles tengo dos certezas. 

Estamos fatal y yo podría pasarme horas en esa fatalidad. De hecho, esto ya lo he contado pero lo voy a repetir. La canción de "banderas rojas" está inspirada en una película llamada "Antartida", en la que dos adictos escapan de lo de siempre, de uno mismo y ella le pregunta: ¿si pudieras empezar de nuevo la vida qué cosa te gustaría cambiar? él contesta que nada pero un segundo después dice, bueno sí, me gustaría que mis padres me hubieran apuntado a Karate desde pequeño. 

A mí me apuntaron a Judo y me echaron porque no quería quitarme los calcetines y además se me olvidó decirle a mi madre que ya había pasado de cinturón, vamos que creo que estaba en verde y seguía llevando mi cinturón blanco amarillo. 

Con todo esto quiero  decir que es genial tener una banda, es genial escribir, es genial que la gente escuche tus historias pero cuando te duele la cabeza y caminas solo por una gran ciudad, a mí me gustaría ser un karateca y que nadie me pudiera hacer daño...